CASTELLANO

REDACCIÓN 3

Era un lunes cualquiera como todos los otros, me levanté temprano para ir a la escuela, llegué y me senté en mi sitio, estuve todo el día aburrido, haciendo como que escuchaba en clase mientras pensaba en mis cosas o las dibujaba, que nunca sé que son, pero me gusta hacerlo.

Llegué a mi casa, entré, y estaba vacía como era habitual, me hice mi comida y me la tomé. Seguía mi rutina de siempre nada era diferente a los otros lunes. Cogí mi teléfono y estuve viendo videos en Youtube unos 20 minutos o algo así, dejé el móvil y me senté en frente del ordenador a jugar al LOL (League of Legends). Todo era normal, yo estaba arrasando en la partida y cuando la acabé un usuario que había estado en mi equipo me habló. Había hecho esa partida con el manager de Fnatic, uno de los mejores equipos que llegan a los mundiales de este magnífico juegazo.

Ese usuario, que yo aún no sabía quién era, me dijo que lo había hecho muy bien y que quería hacer más partidas conmigo, y como aún no me apetecía hacer los deberes, lo hice.
Se podría decir que gané todas las partidas yo solo y cuando llevábamos unas tres partidas juntos me pidió el Skype y me enseñó donde estaba en ese momento. Rápidamente me di cuenta de que ese hombre de unos 30 años formaba parte del equipo de Fnatic, lo supe por qué estaba con los miembros de éste. Yo no sabía qué estaba pasando y menos qué decir.

El hombre se presentó y junto a los otros miembros me propusieron formar parte de su equipo, entrenaría con ellos y si me veían capaz llegaría a participar con ellos en los Mundiales que se celebrarían en Berlín. Sin dudar habría aceptado, pero se lo tenía que preguntar a mis padres.

Yo estaba muy ilusionado, pero mis padres fueron un problema, ya que al contárselo me empezaron a explicar razones de estudios por las que no podía aceptar.

Sabía que tenían razón, por eso, antes de que siguieran con el tema, les contesté que podría seguir sacando buenas notas en la escuela y si no lo hacía tendría que dejar el juego. A ellos les pareció bien.

Mis notas no empeoraron y mi nivel de juego aumentó mucho. Además, mis padres se pusieron muy contentos conmigo, porque estaba sacando las mismas notas que antes que eran muy buenas y encima traía dinero a casa por jugar.

Mi equipo y yo nos compenetrábamos perfectamente, éramos como pez en el agua todos juntos y nada cambió hasta llegar a los mundiales.

En las primeras partidas, las de grupo de clasificación, me puse muy nervioso, y casi nos hace perder alguna partida, pero por suerte no fue así. Mis compañeros me intentaban convencer de que no tuviera miedo al jugar delante de tanto público, pero no me acostumbraba.
En semifinales nos tocó jugar contra Origen, el otro equipo europeo a nuestro nivel, estábamos perdiendo por culpa mía, pero empecé a pensar y me auto convencí de que teníamos que ganar, tenía que arreglar lo que había hecho.
Por fin jugué como yo sabía y al final conseguimos remontar la partida y llegar a la final.
Ya no tenía miedo y con mucho esfuerzo y jugando en equipo la ganamos. Nos convertimos en el mejor equipo de League of Legends en todo el mundo. Estábamos muy felices y nos hicimos famosos en muchos lugares.



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